lunes, mayo 14, 2007

La masacre de Virginia Tech, las armas y violencia en las escuelas



La masacre cometida por un joven surcoreano en la Universidad Tecnológica de Virginia (Virginia Tech) el 16 de abril, con saldo de 32 muertos, reabrió el debate sobre la venta de armas de fuego en Estados Unidos, y la seguridad en los centros de educación de este país.

La policía de Blacksburg, Virginia, identificó al agresor como el estudiante de 23 años de edad, de nacionalidad surcoreana, Cho Seung-Hi, quien finalmente se suicidó.

Cho, residente legal en Estados Unidos, era un estudiante del último año de licenciatura en lengua inglesa en Virginia Tech.

En las dos escenas de los crímenes, un dormitorio y un aula, se recuperaron dos armas de fuego. Según la cadena de televisión norteamericana ABC, Cho tenía una Glock de 9mm que compró el 13 de marzo pasado, y una pistola calibre .22, que adquirió una semana antes de la masacre. Ambas tenían sus números de serie borrados. El joven también llevaba consigo dos cuchillos y varias municiones para sus armas.

Antes de emprender su macabra misión, Cho dejó una nota en su dormitorio en la que escribió: "ustedes me han llevado a esto".
Cho aparece en el diretorio telefónico de Blacksburg, pero sin domicilio. Aparentemente, era un joven solitario y se cree que cometió los asesinatos tras una rabieta pasional, por la presunta infidelidad de su novia. Cho habría matado a su novia y a un hombre que quiso mediar en el conflicto entre ambos, en la primera de las dos matanzas, ocurrida a las 7:15 de la mañana. Dos horas y media más tarde, Cho apareció en un salón de clases y asesinó a otras 30 personas, entre estudiantes y profesores.

Los análisis de balística indican que una de las armas fue usada en ambos tiroteos. No es una prueba definitiva de que Cho haya estado en los dos sitios, pero sustenta esta hipótesis, según el jefe de la policía universitaria, Wendell Flinchum.

El mismo día 16, ante preguntas de los periodistas, Flinchum dijo que después del primer tiroteo, las autoridades creyeron que se trataba de un incidente aislado y que el pistolero había abandonado la universidad. Para muchos, esa interpretación de los hechos mostró una gran debilidad en el sistema de seguridad del centro de estudios, en el que están matriculados 26 mil estudiantes, dos mil de ellos de 120 países.

Testigos relataron que Cho actuó con enorme frialdad y que recargó varias veces sus dos armas. Un experto comentó que el atacante tuvo que tener varias cajas de municiones. Una fuente de uno de los hospitales que atendió a las víctimas, declaró que los heridos tenían varios disparos cada uno.

A partir de este incidente, defensores de medidas más estrictas en cuanto al uso de armas de fuego volvieron a la carga con el argumento de que la violencia disminuiría si las armas no pudiesen comprarse tan fácilmente en Estados Unidos.

Otros argumentan que si las armas estuvieran más disponibles, un propietario de armas con permiso podría disparar o desarmar a un atacante, y que el arma no es la autora del crimen sino el individuo que la porta.

La Oficina Federal de Investigaciones, FBI, cuenta con un sistema de control de antecedentes para los potenciales compradores de armas. Los controles son realizados por el FBI y agencias estatales o locales.

Según el FBI, hasta finales de 2005, a casi medio millón de personas se les impidió comprar armas de fuego.

En un país libre como el estadounidense, donde la Constitución permite a los ciudadanos de bien portar armas, una nueva tragedia sacude a la sociedad.

Un hombre armado acribilló en dos balaceras a 33 personas y vuelve la pregunta de siempre:

¿Se debería limitar más el control de armas?

El problema es que, en esa sociedad hay muchas armas y muchos criminales.
Al final existen diversas probabilidades: tener ciudadanos responsables armados en ciertas ocasiones puede ser importante, porque pueden servir como defensa personal, prevenir crímenes y ayudar a otros, pero por otro lado el solo pensar que las armas caigan en manos criminales es una tragedia.

Es claramente un hecho muy grave, que perturbará el corazón de la universidad de Virginia este, un Estado con una "fuerte cultura de armas". Falta establecer las motivaciones del atacante y cómo pudo armarse. Sin embargo, es sabida la facilidad con que, en este país, un individuo obtenga armas potentes.

Por Daniel Elgueta, 2º Medio A