El horror en el patio de casa
El estudiante surcoreano Cho Seung Hui, de 23 años, fue identificado como la persona que mató a 32 personas antes de suicidarse en la Universidad Politécnica de Virginia, según informó la policía estadounidense. Cho Seung Hui, alumno de filología inglesa, vivía legalmente en EE UU desde septiembre de 1992 y se alojaba en uno de los dormitorios del campus.
Ya es sabido que el lamentable hecho fue provocado en el marco de un entorno donde el acceso a la compra de armas está abierto a quien lo desee. Pero ¿Qué razón desquiciante puede llevar a personas tan jóvenes a ser protagonistas de hechos tan violentos donde juegan con la vida y la muerte de sus propios compañeros y la suya misma?
Es difícil hallar una razón a un hecho que es tan alucinante como escalofriante. No hay motivos suficientes en este mundo que puedan justificar esos hechos que nos hacen cuestionar los valores morales de la sociedad actual y la vulnerabilidad en la que vivimos.Tal vez el problema radique en el hecho que la violencia está a flor de piel, en todo lo que vemos, en lo que día a día vivimos, en las imágenes de muerte y destrucción de la guerra, en los video juegos, y en la gran facilidad con la que cualquiera puede adquirir un arma.Después de la tragedia de Columbine, las autoridades escolares se enfocaron en la seguridad en las escuelas y en muchos centros de estudios en el país incluso se colocaron detectores de metal. El entonces presidente Bill Clinton prohibió las armas de asalto, y su gobierno aplicó un control más estricto a la concesión y tenencia de licencias. Fue entonces cuando comenzó a exigirse a los solicitantes fotografías y las huellas digitales, además de aumentarse las tarifas. Pero en 2004 la ley caducó y el actual gobierno decidió no renovarla, por lo que esas armas volvieron a ser legales.Tras la matanza de Virginia esta semana, mucha gente se cuestiona la falta de seguridad en los centros universitarios, por lo general con grandes espacios abiertos y de fácil acceso. Sin embargo, en esa seguridad -- que si bien es necesaria -- no está la solución a la violencia. Mientras no se tomen medidas más radicales que controlen la venta de armas seguirán habiendo crímenes como los de Columbine y Virginia Tech.El problema es que hay muchos intereses de por medio -- los que van más allá del interés por la seguridad de nuestros niños y jóvenes --, intereses de tipo político y económico. Intereses de grupos poderosos que cabildean a favor del uso y comercio de armas y durante décadas han hecho hasta lo imposible para evitar que haya una regulación, una ley que controle la adquisición y posesión de armas.El New York Times dijo en su editorial del martes, que esta masacre "es otra horrorosa manera de recordarnos que algunos de los más graves peligros que enfrentan los estadounidenses, provienen de asesinos que viven acá, armados con armas que son muy fáciles de obtener".Lo cierto es que ningún otro país tiene las facilidades que hay en Estados Unidos para la adquisición de armas. Basándose en el derecho a portar armas establecido en la Constitución, los comerciantes hacen uso y abuso del mismo. Lo que no tienen en cuenta es que en la Constitución se habla de "milicias" con el fin de defender la "seguridad de un estado libre". No se refiere a personas individuales.La realidad es que los actuales portadores son personas comunes y corrientes. No se trata de terroristas y no es un problema de inmigrantes. Tampoco son casos aislados. Son jóvenes que fácilmente pueden adquirir un arma sin mayores complicaciones.Y hechos como el de Virginia Tech y el de Columbine seguirán ocurriendo mientras no se establezcan medidas radicales sobre control de armas. Allí es donde está la raíz del problema.
Etiquetas: Diego Neira Muñoz
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