amor sobre ruedas
A partir del año 1973, nuestro país pasó por una cantidad muy considerable de cambios, al asumir el mando del país el régimen militar.
Otra revolución pero esta vez en la literatura ocurrió a través de la publicación en el año 1990 de sobredosis, de Alberto Fuguet, joven escritor de aquella época, nacido en Santiago. Su publicación fue como un boom y entre pifias y aplausos, los relatos de este libro se convirtieron más que nada en la representación de la vida de personajes en situaciones límite, jóvenes sobre estimulados que deambulan por el lado oscuro.
Llama la atención, el cuento “Amor sobre ruedas”, este relata la historia de dos jóvenes; Sandra y Margara, jóvenes más revolucionarias que centradas, todos los fines de semana salían en busca de un hombre que fuera perfecto para ellas, esta práctica, se volvió una obsesión, llegando al punto de salir todos los días. Ciertamente los hombres que ellas buscaban debían tener menos de 30 años, ser tiernos, no muy inteligentes (ya que los imbéciles eran los mejores), que las invitaran a tomarse unas bebidas y continuando así con el intercambio de numero telefónico y a lo más llegaban a un mirador pero evitando tener un contacto mayor. También tenían ciertas reglas como: no bajar más allá de Providencia con Lyon y no subir más allá de Tavelli de las Condes y mantenerse siempre en el mismo auto.
Algunas de las compañeras con las que se juntaban a tomar once y pelar, encontraban denigrante y triste eso de andar buscando hombres en la calle, hasta peligroso, a lo que este par de jóvenes respondían convencidamente lo que ya tenían bien asimilado: “de que otra manera vamos a conocer hombres”.
Pero un día martes de octubre, el cual parecía sábado, Sandra estaba hecha una loca cantando a full, moviendo todo su calentador cuerpo al ritmo de la radio, creyéndose estupenda y orgullosa, de ser joven, de ser ella. Cerca de las 21:30 horas salieron a la calle, en el auto, se pasearon por la bendita calle de Apoquindo, la mayoría de los restaurantes estaban por el bosque negro, por loq que doblaron hacia arriba, rumbo al faro, donde la taquilla se juntaba.
Ambas van conversando muy eufóricamente y es por eso que quizás no se han dado cuenta de que hace una media hora que las vienen siguiendo desde muy cerca, casi al punto de rozarles el parachoques, es un auto negro, brillante y luminoso, que refleja las luces de toda la arteria. Comenzaron a seguirlo y ha hacerle señas, les mandaban besos se morían por ver quienes eran los que estaban detrás de aquellas oscuras ventanas, hasta que en un semáforo comenzaron a descender las ventanas. Eran unos mino espectaculares, dicen ellas, como salidos de una revista masculina. La estilización de sus rostros los hace verse falsos, fabricados, maniquíes, vivientes que respiran, sudan acechan. Luz verde, ambos autos parten, las chicas sin pensar porque sintonizaron la misma estación de radio que la del auto negro.
A medida que avanzan ninguno de los dos autos se adelantan ambos, se mantiene paralelos, pero los tipos no las miran, ¿cuanto darían ellas por que las vieran?
Ambos autos aceleran, una de las chicas dice: “dale que estos si que van a la pelea”, pero mala decisión puesto que luego de varios besos respondidos, el auto negro comienza a sacar chispas trata de sacarlas del camino, de chocarlas, se inicio un encierro, un caos. Los hombres del auto les comienzan a gritar garabatos, a tirarle gargajos. Finalmente en una luz roja se bajan del auto y se lo mean, se vuelven a subir y las circundan hasta encerrarlas, se van en medio de risotadas que se escuchan a lo lejos, mientras Sandra y Margara están en medio de Apoquindo con el auto parado.
Pero ¿qué es lo que realmente Fuguet nos quiero entregar?, quizás puede ser la forma alocada de vivir la vida por parte de la juventud, el mal uso de la libertad o los tipos de juventud, las influencias de aquella época o simplemente una parte de su vida, una parte que el haya vivido muy de cerca.
El cuento nos deja una parte de reflexión: ¿Cómo estamos viviendo hoy nuestra juventud?, pensando de una manera sincera, podemos decir que no muy sanamente, en los pub existe una gran cantidad de jóvenes que en vez de pasarlo bien, por el exceso de alcohol terminan peleando, pero también hay una gran parte que disfruta sanamente sin la necesidad de beber tanto alcohol o tanta droga.
Etiquetas: Nicole Sanhueza 2° medio A
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